martes, 5 de mayo de 2015

¿Como saber es una publicidad subliminal?

Entre los investigadores a favor es la leyenda Wilson Bryan Key, recopilador de mensajes ocultos en anuncios publicitarios, principalmente asociados con sexo y muerte. Uno de sus estudios más citados es el de un anuncio de whisky en el que Key encontró varias figuras ocultas en los cubos de hielo. Sin embargo, para otros investigadores Key es alguien con una fijación sexual.
Lluís Bassat sugiere una interesante observación al indicar que el objetivo actual de la publicidad es "conseguir que el consumidor tenga en cuenta la marca cuando toma la decisión", tendencia opuesta al objetivo de la publicidad subliminal. A su vez, Fernando Ocaña hace ver que lo esencial en el campo de la planificación de medios es obtener el mayor recuerdo posible, lo que lleva implícito una percepción consciente y no inconsciente como debería ser el caso.
Los estudios de psicología más difundidos dicen que para que un estímulo pueda producir algún efecto es necesario que sea percibido. Continuamente estamos sometidos a una gran cantidad de estímulos que el cerebro debe anular para evitarnos la locura. Se ha calculado que para poder procesar todos los estímulos que recibe la vista sería necesario un cerebro de un año luz cúbico.
Por otro lado, ciertos descubrimientos de la psicología experimental y las neurociencias, muestran que las transmisiones de información a través de las neuronas responden a la ley del todo o nada. En otras palabras, para que una información se transmita a través de una neurona debe darse un potencial de acción y en ese punto sólo hay dos opciones: o se transmite un potencial de acción o no se transmite. Cuando un potencial de acción se transmite se debe a que los estímulos han superado el umbral mínimo de percepción, pero cuando no lo superan no hay potencial de acción. Teniendo en cuenta que los estímulos subliminales están, por definición, por debajo del umbral mínimo que genera un potencial de acción, cabe argumentar que el cerebro humano no llega a percibir ni consciente ni inconscientemente los mensajes subliminales.





bibliografias:
García Matilla, Eduardo (1990). Subliminal. Madrid,: Bitácora. p. 168-169.

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